ADVERTENCIA: CUALQUIER PARECIDO CON GASTÓN ACURIO Y LA AVENTURA CULINARIA ES PURA COINCIDENCIA, SE RUEGA NO JODER.
Últimamente mis sábados han tenido variopintas escenas, el simple hecho de dar catequesis en la mañana e ir a estudiar en la tarde ya supone un interesante desgaste, así que gracias a algunas sugerencias de saliditas terminé recorriendo la ciudad en busca de experiencias, y para qué, no puedo quejarme!
Este último sábado, mencionando que era la última sesión de clases, recibí la llamada del buen amigo Marrown a eso de las 5:30 de la tarde... para ser sinceros, no entendí ni un carajo entre la bulla y el griterío, con las justas capté la intención de encontrarnos y una vaga referencia para el encuentro; cabe mencionar también que después de haberle dado duro a la radio de mi celular no me restaba mucha batería que digamos, con lo que las probabilidades del encuentro se reducían considerablemente. Así que con algo más de expectativa permanecí en clases hasta que llegara el momento preciso.
A las 7 en punto salí disparado de la universidad intentando recordar las referencias dadas; hacer una llamada era consumir más batería y pero había que correr el riesgo, debía ir hasta la cuadra 2 de la Avenida Petit Thouars. Afortunadamente todo marchó según lo planeado, primero una interesante travesía por la Avenida Javier Prado y de ahí hasta la Facultad de Psicología de la Garcilaso para sentirme una vez más perdido pero con la certeza de que estaba cerca. Una última llamada y estaría dejando el resto al azar, los hallaré? A unos cuantos pasos más divisé una silueta marrón que se asomaba a un balcón supe que había llegado!
Cuando subí, pues el local estaba en el tercer piso del lugar, tuve un peculiar reencuentro con una amiga a la que no veía so long long time ago y una de las mejores formas de comparitr el rato fue tomarnos fotos.
Pasando a lo serio, el lugar era una pequeña cafetería; una cuantas mesas con su sillas y un delicioso espacio al balcón, qué servían? comida japonesa, yo entraba por primera vez a una "cafetería con temática anime". La decoración estaba justificada, así como la música y la peculiaridad más resaltante eran unas tres muchachas que atendías en trajes de "maid" o sirvientas (sin dejar que el término se malinterprete), muy atentas, muy serviciales y muy amenas. Y después de ver la amplia variedad de platillos japoneses tan desconocidos para mí, me decanté por un ramen.
Después de unos instantes llegó el susodicho plato, cual sopita wantan pero sin wantan, junto con con unos palitos, los peculiares y de repente mal llamados palitos chinos, a los cuales yo denomino "palillos" a secas. Según lo mandado rompí los palillos y adopté la posición. Aquí los pasos para disfrutar adecuadamente de un ramen:
Pero fin del Ramen no necesriamente es fin del cuento; debo mencionar que todo aquello fue una experiencia muy interesante y enriquecedora, además se que volveré el próximo sábado para probar alguna otra peculiaridad. Hasta pronto!
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