lunes, 29 de marzo de 2010

La decisión de una corbata

Cuando me dispongo a cambiarme antes de salir con rumbo a la universidad, me veo usualmente en la disyuntiva de elegir entre una u otra corbata, es como si cada una de ellas tuviera una carga diferente y me dotara de ciertas cualidades para desempeñarme en el día que corre. Es como yo mismo me predispusiera a que determinadas situaciones sucedan, o tristemente no.
Es en momentos como éste, mientras pierdo el tiempo en la universidad, en donde pienso que simplemente desvarío y abrazo la vesania de una manera tal que se me da por creer y ver cosas que no hay, me expongo a ser burla o a ser reconocimiento, a liberar sentimiento o a soltar payasada y media o simplemente a reclamar, captar o robar algo de atención.

Hoy salí con la corbata gris de delgadas franjas rojas y me siento raro, me sentí con ganas de escuchar metallica y llevar algunas canciones en mi celular, salí a las 5:50 de la tarde - para variar tarde - y regresé a mi casa por el documento que me permite el ingreso y olvidé casualmente.
Llegué tarde y estoy aquí, y más tarde estaré allá, y al día siguiente estaré en El Trigal, y de aquí a 4 meses estaré fuera, y quién sabe con quién estaré después, qué haré y a dónde me iré, es una especie de círculo vicioso que atormenta y arrastra siempre hacia el centro, que no deja salir y que otorga un nuevo sentido, el hecho de ver las cosas desde otro punto.

A veces, el hecho de desconocer algunas cosas nos hace felices, otras veces no. Si tu enamorada te es infiel, tú sigues siendo feliz mientras no te enteres -y no sospeches-. En este caso, conocer la verdad podría ser fatal. Si eres portador de un mal extraño o una enfermedad terrible y lo desconoces puede que vivas más tranquilo aunque igual de afectado. En otras situaciones, enterarse de las cosas es sumamente provechoso, ejemplos sobran; a lo que voy es que en ninguno de los dos casos se puede estar tranquilo, es el curso natural de las cosas, son las circunstancias que hacen que la vida sea lo que es, es el destino que nos reserva emociones fuertes, alegrías y frustaciones para aprender a lo largo del camino.

Mañana me tocará escoger de nuevo qué corbata ponerme, qué sucederá entonces?