Un momento y un lugar, parámetros que determinan nuestra ubicación y nos limitan a lo tangible; estoy en la prisión tortuosa y rutinaria de sufrir con las más lentas máquinas de la universidad tratando de emplear mi tiempo en algo que a posteriori llegue a ser provechoso... igual, no lo lograré.
Sucede que el hombre siempre se ve envuelto de vicisitudes y problemas que justamente surgen para poner a prueba su capacidad y lo empujan a parir ideas como destellos de genialidad. Hoy debo parir para sobrevivir.
Me encuentro atiborrado y necesito un escape, y los detalles se acumulan como grasa en las arterias, como sarro en los dientes, como los arrecifes de coral... cierro los ojos y los abro en otro lugar.
La técnica del desdoblamiento consiste en largarse del entorno incómodo y trasladarse hacia otro logrando estar presente en otro lugar; lo ideal es lograr hablar y desenvolverse de manera normal en ambos espacios pero es algo que demanda mucho esfuerzo y práctica, aún n lo domino muy bien.
Me percaté del peculiar traslado cuando distinguí dentro de mis desvaríos un nuevo lugar, un espacio al que recurría como liberación, viendo mi cuerpo en la antigua caldera de penurias y deseando escapar físicamente de ahi. Grácil y despreocupado anduve por el lugar disfrutando del poco tiempo que podría disfrutar de este viaje, algún presentimiento me iba invadiendo...
Un malestar innunda no se si mi cuerpo o mi alma y es el aviso expícito de que ya es hora de volver... una sensación no muy grata del arribo perdura hasta los instantes en los que sigo escribiendo, como si fuera la advertencia de algo profanado, como si hubiera violado una ley natural; Saber que no soy normal me produce una sensación extraña... viene con miedo, viene con ansias, es delicioso después de todo... pero como todo ser humano, allí donde se encuentra lo prohibido es lo que más deseo despierta.
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